El inicio de la temporada regular de la NFL el jueves, con 17,000 aficionados en un estadio, muestra la determinación de las autoridades de Estados Unidos de reanudar su deporte más popular pese a una pandemia que ha cobrado la vida de cerca de 200,000 estadounidenses.
El tema ha generado debates acalorados a nivel estatal y municipal, incluyendo si se debería autorizar el inicio de las temporadas a nivel secundaria y la cantidad de fanáticos permitidos en estadios profesionales y universitarios.
Muchas secundarias han comenzado a realizar partidos de fútbol americano, pero estados como California e Illinois han cancelado la temporada completa.
Se han registrado contagios esporádicos entre jugadores, incluso un equipo completo de fútbol americano y una banda musical en un pequeño poblado de Alabama, que tuvo que respetar una cuarentena debido a la exposición al virus.
Legisladores de Pensilvania han estado discutiendo esta semana con el gobernador demócrata sobre una legislación contra el coronavirus que otorgaría a los distritos individuales y las escuelas privadas autoridad plena para decidir cómo realizar los partidos de fútbol americano y otros deportes.
Para los aficionados obsesionados con el fútbol americano, el inicio de la temporada representa un alivio después de un confinamiento de meses, una oportunidad de reunirse con amigos en bares y reuniones en estacionamientos de los estadios o dirigirse a una casa de apuestas y probar suerte.
Las casas de apuestas esperan una temporada de nuevos récords en términos de la cantidad de dinero apostado, encabezada por un público ansioso por seguir la acción deportiva luego de meses de encierro.
Sin embargo, todo este tipo de reuniones trae consigo mayores riesgos para la salud.
Para los aficionados, el seguir los partidos por televisión puede hacerse con seguridad y es una buena manera “de regresar a las cosas normales de nuestras vidas que nos encantan y disfrutamos”, afirmó Ali Mokdad, profesor de Métrica de la Salud en la Universidad de Washington en Seattle.
Para los jugadores, entrenadores y espectadores que acuden a los estadios, una temporada segura depende de lo que la gente esté dispuesta a sacrificar para reducir el número de casos y del control de una comunidad para prevenir más contagios.
“Si deseamos disfrutar nuestro fútbol americano, tenemos que sacrificar, o dejar ir ciertas cosas que solíamos hacer con anterioridad —como los bares y restaurantes atestados y lugares como éste, en los que sabemos que es más probable que sucedan los contagios”, subrayó Mokdad.
El médico Amesh Adalja, un experto en enfermedades contagiosas en el Centro de Seguridad Sanitaria Johns Hopkins en Baltimore, dijo que la NFL cuenta con los recursos para proteger a los jugadores, al realizarles pruebas frecuentemente.
Adalja dijo estar más preocupado por los aficionados en las tribunas. El gritar propaga microgotas con el virus por el aire. Incluso con un lote de asientos vacíos en un estadio debido a límites en su capacidad, los aficionados necesitan hacer filas para usar los sanitarios o comprar artículos donde será difícil mantener una distancia de 1,80 metros (seis pies) entre sí.